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Socialización en perros y gatos, responsabilidad del propietario

Socializar a nuestras mascotas no solo depende de sus progenitores caninos o felinos, sino también de la familia que lo adquiere bajo sus cuidados.

Por Paula María Balsas Tijera.

gatoCuando se habla de socialización automáticamente se asocia a la relación que el ser vivo en general mantiene con el mundo que le rodea, tanto con otros seres vivos como con el ambiente.

En el caso de nuestros perros y gatos esta asociación es exactamente igual. Desde que nacen se socializan con sus hermanos caninos o felinos y con su madre; de ellos aprenden comportamientos que en un futuro les servirán para su supervivencia.

Al adquirir o adoptar una mascota que aún es un cachorro, se adquiere la responsabilidad asociada de proseguir con su socialización por parte de su nueva “manada” de humanos. Es un punto clave con demasiada importancia para el futuro de toda la familia, porque de cómo se haga dependerán muchos de los comportamientos que obtengamos después de nuestro gato o nuestro perro.

Socializando a nuestro perro, un cánido más equilibrado

Desde el momento que llevamos a casa al nuevo miembro de la familia, y una vez vacunado por el veterinario escogido para tal fin, nos disponemos a enseñarle el mundo que le rodea, con sus paseos al parque, con sus vecinos caninos y humanos…

Todo este proceso ha de hacerse con la mayor naturalidad del mundo. Existen ocasiones en las que los propietarios se ofuscan pensando que otro perro más grande que el nuestro pueda llegar a lastimar en cierto grado al cachorro y su manera de evitar tal situación es alejándolo de la situación, cogiéndolos en brazos (acto protector), etc. Esto conlleva que el perro no tome contacto con sus congéneres caninos de forma natural y desarrolle en un futuro algún tipo de agresividad y provoque ataques inesperados entre ellos.

Lo mismo puede suceder con familias que no tienen niños en casa y sus perros no son socializados con ellos. En este caso es de suma importancia adecuarlos a tener encuentros con los infantes, debido a que su olor, su tamaño y sus gestos son completamente diferentes a los de un adulto y pueden provocar instinto de presa en un perro y originar una tragedia que se puede evitar por completo con la adecuada exposición a tales situaciones.

Por otro lado, dependiendo para la labor que se ha destinado el perro, como pueden ser perros guía o de servicio, deben ser socializados con todos los estímulos posibles en tantos lugares como deba interactuar después el can para realizar su trabajo.

En general todos los perros han de ser expuestos a todo tipo de situaciones (ruidos, aparatos o utensilios de uso general en las casas, objetos que puedan captar su atención, etc) tanto dentro como fuera del hogar familiar y con tantas personas y animales (edades, razas, sexos, etc) que sea posible para que su desarrollo emocional sea equilibrado y su comportamiento sea el adecuado para vivir en sociedad.

Si no se sabe como hacerlo, o no se dispone del tiempo suficiente puede otorgar este tipo de “educación social” a un especialista en comportamiento como adiestradores o psicólogos caninos.

Socializando a nuestro gato, un felino feliz

Por mucho tiempo se pensó que el pequeño felino era un animal asocial, que no mostraba interés alguno en mezclarse con los humanos. A diferencia de los perros, los gatos no viven en manadas sino en grupos sociales estructurados que varían en el tiempo a razón de sus componentes.

El gato es un animal sociable y como tal debe ser socializado al igual que los demás seres vivos. Es evidente que no tiene las mismas necesidades que un perro, pero adecuarlo a convivir en una casa junto a sus acompañantes humanos hace que el gato muestre su lado más tierno y juguetón.

No requiere tanto tiempo de socialización como sus amigos los cánidos, pero no por ello es menos importante hacerlo.

Cuando el gato es cachorro y llega a su nuevo hogar empezará a familiarizarse en primer lugar con su nuevo entorno. Son muy curiosos y empezarán a olisquear y marcar con sus mejillas todos los rincones que encuentren oportunos, establecer en esos momentos una serie de limitaciones puede ser de gran utilidad cuando se aventuren a marcar los muebles con sus uñas. Es ideal que desde el principio obtengamos un rascador para ellos y sin violentar su acción natural de rascado redirigirla hacia el lugar que le hemos otorgado para ello.

A la hora de que se acerquen los niños a los gatos es imprescindible que algún adulto haya hecho comprender al infante que sus caricias deben ser suaves, con delicadeza. Un gato puede molestarse con facilidad y propinar un arañazo o mordisco de aviso y si no se conoce su lenguaje corporal no podrá evitarlo. Si es cachorro no será grave, porque no disponen de tanta fuerza física como un gato adulto, pero aun así es importante tener ese concepto controlado y evitar un mal comienzo para ambos.

Los ruidos, objetos con movilidad, etc, pueden despertar la curiosidad del gato o hacerles temerlos, todo depende del primer contacto que hayan tenido con tales situaciones. Exponerlos a todo ese tipo de cosas es útil sobre todo en gatos que no salen del piso.

En felinos con acceso al exterior, lo más importante es enseñarlos para evitar que se escapen y les pueda ocurrir cualquier tipo de accidente o simplemente que se pierdan y no sepan regresar a la casa.

Los adultos también pueden ser socializados

Aunque lo ideal para ser socializados comprende edades tempranas, en ocasiones ésto no ha sido efectuado así y nos hallamos ante perros o gatos sin socializar, con problemas de fobias, agresividad, inseguridad, etc.

En estos casos lo mejor es acudir a un especialista, ya que la socialización no es tan simple como cuando son cachorros, pero tampoco es imposible ya que los animales viven el momento y aprenden con rapidez.

Puede ser que la persona adopte un perro en un refugio de animales abandonados y se encuentre con la situación y sus consecuencias. Es importante no desesperar ni lamentarse por ello, sino actuar frente al problema e intentar solucionarlo.

También puede darse que la socialización no haya sido adecuada en la edad que correspondía por parte de sus propios dueños y surjan problemas posteriores. Eso también tiene solución, por los motivos mencionados anteriormente.

Sea como fuere, no hay que darse por vencido, ellos lo agradecerán y la convivencia junto a nuestras mascotas también.

Fuente: http://comportamientoanimal.suite101.net/article.cfm/socializacion-en-perros-y-gatos-responsabilidad-del-propietario

Acerca de MVZ. Joel Flores B.

Médico Veterinario Zootecnista egresado de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM. Generación 96-00 Actualmente práctico la clínica de pequeñas y grandes especies en el municipio de Panotla, Tlaxcala.

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